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Ramón J Sender habla sobre Imán


-Me interesaría un comentario breve sobre algunas de tus obras más importantes. Podemos comenzar con Imán, tu primera novela.

-Es simplemente un libro pacifista, no en el sentido político, sino en el humano. Todas las guerras son desastrosas, y, por otra parte, estamos en un nivel de civilización que hace innecesaria la guerra como solución. En España, no importa lo que sucede, siempre que hay violencia la víctima es el pueblo. Y el pueblo lo ha hecho todo en nuestra historia.

-Viance, el protagonista, es en este caso la víctima, o sea, una personificación del pueblo español.

-Eso es. Y la violencia al crear la víctima crea todos los niveles y los bajos fondos de la miseria, que son infinitos. El pueblo español se defiende de ellos con su genio de convivencia y de expresión, con las mil formas de creación anónima: leyendas, mitos, bailes, canciones, la relación civil, el culto de sus propias tradiciones... Pero, de veras, ha sido el pueblo español, hasta hoy, el que ha hecho todo lo bueno y el que ha sufrido las consecuencias de todas las catástrofes.

-Parece que en esta obra has querido llevar al límite la imagen de la violencia, de la destrucción, de la guerra.

-Sí. Bueno, lo que pasó en Marruecos fue culpa de dos o tres generales, por ejemplo, Fernández Silvestre, a quien el rey le dijo: " Ve a África y haz lo que quieras, que aquí quedo yo respaldándote.» y cuando atacó las avanzadas de Annual en condiciones inadecuadas suscitó la catástrofe y se tuvo que suicidar. Pero el suicidio de un general no es gran cosa. Al lado de eso hay que ver lo que representan veinte mil hombres huyendo bajo el fuego enemigo, la sed a lo largo de más de cien kilómetros de llanuras desérticas...
-¿Todo eso está basado en hechos reales?

-Sí. Absolutamente.

-¿Incluso detalles como el de beber orines?

-Sí. Y escenas como, por ejemplo, aquella en que está el narrador durmiendo junto a unos cadáveres que esperan ser enterrados. Eso me ocurrió a mí. A la hora de acostarse en el campamento después de una batalla, uno ve una fila de hombres alineados sobre unas mantas y se pone al lado y se duerme. Y luego se da cuenta de que le están recitando latines. Como te digo, Imán es una narración pacifista en donde la realidad habla por sí misma. Ojalá sea una lección para quienes puedan aprovecharla.

-Viance no es sólo un español, sino un hombre cualquiera del mundo. Así es que la obra, en ese sentido, tiene más amplias dimensiones... Yo había visto lo del pueblo español en lejanía, sin haberlo cristalizado, porque la figura de Viance atrae tanto como simple hombre que no necesita uno buscarle simbolismos de ningún tipo. Es suficiente como hombre.

-Bueno, es que en todos nosotros hay una personalidad secreta y, por decirlo así, subterránea o inconsciente, en la que se van depositando todas las experiencias amargas e inexplicadas a través de las generaciones, ¿sabes? Esa figura, Viance, puede representar ese fondo que todos tenemos...

-Y que eres tú mismo también. Porque hay mucho de ti en Viance.

-Pues sí. El autor está en todos sus personajes. Todos tienen una parte del poco o mucho sentido vital que tenga el autor, en una dirección parecida. Por eso, cuando se dice que el personaje central de cierta novela representa al autor... Sí, el personaje central, los auxiliares, sus sobrinas y su abuela. Porque cada uno de nosotros es una suma de generaciones y de multitudes. Contando hacia atrás nuestros abuelos antes del siglo I tenemos tres mil millones de parientes consanguíneos. Y todas esas multitudes y generaciones que han vivido antes de nosotros las hacemos vivir luego en nuestra obra.



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